The splits of realias


The split of realias: an análysis of the logic of being, writing and culture in fieldwork

By Abdel Hernandez San Juan

  En los umbrales teóricos más abstraídos y puros del ser la Couple es una relacion, esta relacion, antes de llegar a expresarse o visualizarse como relaciones literales subraya un haz o una constelación de relaciones abstraídas, la forma más abstraída de la Couple de una vez formada, es recogida por él es. 
   En él es el ser que siente ser se autopercibe reunido con el tiempo puesto que sí es entonces el ser que está siendo es con y en el tiempo, pero el tiempo recogido por ese es, no parece ya, una vez siendo, propiamente un tiempo sino antes bien un devenir y en el devenir el tiempo está ya entonces desde antes impregnado por el sentido del ser, para devenir tiene que ser, no tendríamos pues un sentido de ese sensible de que está impregnado el devenir en él es sin el ser que deviene 
  el ser a su vez tiene que devenir, la Couple subraya esta relacion cuando en el simplemente es el ser y el devenir han formado entre sí una Couple, pero la Couple no solo adquiere lugar y forma entre el ser y el devenir, también ella se forma entre todos los pares de la lógica, la materia no podría complexionarse como tal sin una forma y esta última no podría adquirir forma sin aquella, en la misma forma el pensamiento y el lenguaje tienen que formar una Couple con el ser en la escritura como inscripcion desde el momento en que esta última para poder adquirir forma necesita recibir del ser su querer decir para poder ser en el lenguaje, 
  la relacion de Couple entre el pensamiento y el lenguaje, entre la filosofía y la lingüística la discutió Derrida en sus teorizaciones de Benveniste y el discurso, pero falto a Derrida en su discusión de Benveniste traer la Couple a la relacion entre el ser y el aparecer, entre el ser y la presencia en el signo entendido este último como aparición del ser ante sí mismo que si discutía en la semiótica de Hegel entendía como una forma de antropología
   el sujeto en que el ser se refleja exteriorizado ante sí mismo inicia asi el camino de la Couple entre la lingüística, la semiótica y la antropología.
   En la relacion de esta Couple, sin embargo, lo que antes en el puro filosofar aparecía como una relacion primera y abstraída, desprovista de cultura, entre el ser y el devenir, entre la ontología de lo que es –con la Couple que ella misma supone entre lo inmaterial y la physis, entre el espíritu y la sustancia, entre el sentido y la materia, entre el concepto y la esencia, y el ser que siendo es a la vez que siente y percibe ser, la Couple de los pares es aún una cuyas relaciones trabajan solo entre abstracciones inmateriales y abstracciones de una phychis o un chimestry, o antes de ello entre coincidencias y negaciones, es decir, entre mismidades y reciprocidades de conceptos abstraídos, el ser y la nada, el ser y el devenir, el mundo en sí y el mundo Fenomenico, la esencia y la apariencia, la esencia y el fenómeno, pero como la filosofía tiene que ser y tiene que hallar en ella la Couple entre el pensamiento, el ser y el lenguaje, la antropología también tiene que hallarlo entre el ser y el pensamiento que es a su vez ser antropología y pensamiento, entre este último y la escritura, entre aquella y la inscripcion. 
  Dado que la antropología aparece por primera vez a la Couple o como Couple en el aparecer ante sí mismo del ser en el sujeto y de una vez entre la conciencia y el lenguaje ella es una primera vez junto a la lingüística y la semiótica un suplemento de la Couple para la filosofía de la ciencias como para la filosofía en general pero una vez realizada la Couple el ser de aquella filosofía, de la ciencia, de la antropología y de la Couple entre ambas tiene entonces que andar a ser en su discursar antropología y cuando esto ocurre las couples que antes vimos en la abstracción entre pensamiento, ser y lenguaje, entre inmaterialidad e inscripcion, ya no reciben en el otro lado de la Couple de sus pares la forma de abstracciones puras, 
  en el lugar de un devenir abstracto para el ser o de un ser abstracto para un devenir aparece el dilema de una cultura una cultura que ella misma es una vez, como en el par de la identidad y la diferencia en las abstracciones puras de la Couple en la lógica, la cultura en que se escribe y la cultura que se escribe, aunque la relacion de Couple no deja entonces de darse entre yo que escribo y la cultura desde la que escribo la cual escribo, las relaciones antes abstraídas de la Couple en conceptos puros pasan a ser primero en la epistemología relaciones entre el sujeto y el objeto, entre el conocimiento y las cosas, entre el lenguaje y la realidad, y luego en la ontología relaciones empíricas entre el sujeto que escribe y la cultura en que escribe y que escribe,
   la Couple se presenta ella misma por lo tanto no en aquella primera forma que hizo la Couple entre la filosofía y la antropología de un simple aparecer de uno ante sí mismo o de nosotros mismos antes nosotros mismos en la sustancia del lenguaje, sino ahora en una segunda forma que subraya al ser del yo y del uno mismo del sí mismo la distinción entre un suplemento de la Couple que debe comenzar a correr, por  un lado, en dirección hacia su sí mismo, y por el otro en dirección hacia la cultura en que escribe y que escribe, 

   se trata pues en el paso o la pasarela de la filosofía a la antropología, de la distinción por un lado, Hegeliana entre el ser en sí que solo es y el ser hacia sí que forma el yo, la monada que aparece impregnada entonces de las travesías que ese ser ensimismado emprende hacia sí mismo la experiencia y el volver sobre ella, las autonarrativas, las revisitaciones o formas del ir del ser a sí mismo, y por el otro, de la distinción  Derridariana entre el aparecer ante sí y el lenguaje, es decir, entre las formas en que las couples entre el ser que piensa y escribe, y la cultura en la que escribe y sobre la cual escribe, se presentan en las relaciones entre el tener que ser y el hallar un ser para el lenguaje y ser en la escritura y la inscripcion de una cultura en la cual se escribe y sobre la cual se escribe.
    Aunque en la antropología la cultura en la cual se escribe y la cultura que se escribe no siempre o necesariamente tienen que ser siempre las mismas, puede también escribirse en una cultura sobre otra cultura, la problemática antes discutida sigue siendo la primera y principal a todo lo largo y lo ancho de sus distintas diatribas escríbase la cultura en que se escribe o escríbase la cultura en que no se escribe, 
  la relacion entre pensamiento, escritura y lenguaje siempre hará una relacion de Couple con la cultura sea esta aquella que se escribe donde se escribe o aquella que es escrita donde ella no es  el escritor por lo tanto para poder ser y para poder ser en el lenguaje según una cultura en ella misma o según una cultura en la otra vive la  relacion entre el pensamiento, la escritura y las culturas como Couple.
  Decíamos al inicio que la Couple subraya siempre una relacion y que esas relaciones pasaban de ser relaciones abstraídas en la filosofía y empíricas en la antropología, pero nos faltaba decir que la couple solo adquiere y se forma cuando los pares se vuelven ellos mismos mismidad, el concepto de es, como subraya Derrida recoge su forma más complexionada, cuando la Couple es mismidad o unidad de pares que son ellos en si una vez lo mismo y otra vez lo disímil, supone una negación de la negación a través de la cual pares que son lo mismo una vez y lo contrario otra, no pueden ser lo que son sin que su par sea consigo mismo en su mismidad, de este modo, entre ese hacia sí mismo que subraya las travesías de pensamiento y escritura, uno mismo como escritor hacia el sí mismo, la experiencia, la biografía, el ensimismamiento del ser en que la Couple trabaja con revisitaciones del yo como viajes al sí mismo, que yo he llamado en Houston self-ethnography, que también he llamado autoetnografias, dinámicas de la experiencia y ese la cultura en que se escribe y la cultura que se escribe, se dilucidan entonces no ya la Couple que en la lingüística la antropología es para la filosofía de las ciencias, sino también las couples de la antropología con aquello que se supone ser de suyo, la cultura. 
  Pero en la antropología no solo escribimos en una cultura y escribimos una cultura, sino que en estas también uno está y ese estar en las culturas en la antropología divide o separa, de la misma forma en que como dice Hegel la esencia se divide en la identidad del concepto superando a la sustancia de la que antes era expresión, la problemática epistemología entre el sujeto y el objeto, que en la abstracciones puras de la Couple es relacion entre el sujeto que se cerciora de si en su aparecer ante sí mismo, relacion entre ese ser hacia sí y ese ser que es, entre exterioridad e interioridad, entre extrinsecación y mismidad, epistemología versus ontología, y que en la antropología, como en la sociología, es relacion entre el recortar y el recorte, epistemología y realidad, por un lado, --la cuestión misma de la construcción del objeto--y el trabajo de campo, por el otro, porque este último aunque continua dándose intratextualmente en los niveles de Sobreordinacion que son devenires escriturales de research supuestos en lo anterior,-- que yo he definido como fieldtheory research, supone en sí mismo una ontología, la ontología de un mundo de vida que supone por un lado una teoría fenomenológica y hermenéutica de esos mundos de vidas, tanto como una teoría de los horizontes intramundanos propios al sentido común en ellos que yo he teorizado.
  Aunque los mundos de vida son ellos mismos objeto una vez de la etnometodologia en mis términos de la sociología fenomenológica como mundos de vida en sí mismos, rellamados desde las preguntas de research que suponen los intervalos en que se establece el trabajo de campo suponen entonces una teoría del trabajo de campo relacionada a aquellos la cual es ella entonces una antropología teórica y una etnografía teórica más allá de la etnometodologia que le sirvió de base pues en este último, el trabajo de campo vuelve a presentarse en una nueva forma, ahora una vez como relacion entre decursar de vida e investigación, entre epistemología y realidad, y otra vez como relacion entre escritura y cultura, entre estar en las culturas y escribir sobre ellas, la relacion de Couple entre el pensamiento y la escritura, con sus inscripciones, y la cultura en directo no más, donde se dilucida la relacion entre el horizonte intramundano en su propia fenomenología y hermenéutica y el horizonte extensivo y sobreordinado, también hermenéutico y en una nueva forma fenomenológico, en que se relacionan las tramas o los plots que van a nivel del mundo en sí al mundo fenomenológico, primero, como mundo predado y como no dado, es decir, como realidad y como inscripcion, como experiencia y como escritura, como decursar y como discursar, como mundo en la realidad y como mundo en las representaciones evocadas, es la relacion entre el cómo, el que y el donde dada entre un mundo de vida dado en su sentido común y sus representaciones. 
  Este paso o pasarela, como la llama Derrida que lo es entre la realidad y la escritura, una vez, entre el trabajo de campo y la inscripcion, otra, es también la pasarela entre las tramas intramundanas y las tramas sobreordinadas de las autoreferencias a las tramas creadas del texto y de la relacion entre el texto y los mundos.
    y aquí vendría bien recordar cómo se ha presentado esta cuestión en la crítica literaria cuando otro texto es el objeto del texto, una obra literaria para su crítica, la exegesis, palimpsestos y umbrales, es la teoría sobre las formas del texto que separan de un lado lo que se considera el mundo del texto o el texto como mundo y formas del texto adyacentes o periféricas, architextuales que son consideradas externas al texto que no forman parte de aquel en lo que lo hace mundo textual cerrado sobre sí mismo pero que aquel necesita para obtener su autonomía, que lo merodean, lo recorren, le hacen archipiélago, es decir, que subrayan una realidad que continua merodeando al texto, entre una forma del texto y la otra, aquel que subraya al texto en la forma de otro texto que una realidad sigue allí, y aquel en que la realidad parece volverse un subproducto del texto, palimpsestos y umbrales.
   Ha sido necesario pues aquí detectar una trama a través de la cual adquieren forma distintas pasarelas entre el mundo de la representación y el mundo de la realidad.
  En su libro el antropólogo como autor en una forma que desde mi punto de vista de ningún modo iguala –y está muy lejos de lograrlo--- el alcance de los resultados que el mismo Geertz obtuvo respecto a esta problemática en su propio trabajo de campo cuando escribe Después de los Hechos, pequeña joya de la antropología que por primera vez sitúa el discurso del antropólogo no entre una realidad de la cual se sale y otra a la cual va, sino entre varias realidades unidas en su obra por el mismo como antropólogo, las vicisitudes de una obra y una vida entre una biografía y tres ciudades, lo que respecto a mi propia experiencia como sociólogo y antropólogo he llamado, la antropología a la deriva, la auto antropología del teórico e intelectual emigrante, Geert intenta o hace un esfuerzo por, transfiriendo su propia experiencia mejor conseguida por el que por el resto de sus escogidos autores, y atraves de una especie de crítica literaria de la antropología que inicio las primeras formas de lo que luego hemos llamado meta etnografía, --algo que James Clifford continua y radicaliza--discutir lo que para el serían los distintos modos de resolver esta diatriba.
  Los cuatro modos escogidos por Geertz, sin embargo, que no llegan a convertirse en verdaderos tipos ideales en el sentido relevante que adquiere para mi este concepto axiológico entre la sociología de Max Weber y la sociología de Alfred Shutz, están excluidos en las cuestiones a que me vi avocado en el trabajo antropológico con los mercados populares urbanos no solo en Venezuela sino luego en estados unidos, respecto a cuyas formas de observación participantes me refiero en otros ensayos. 
  Al no dar con ningún antropólogo que en la teorización de su propia antropología, su teoría de la cultura y lo que yo he llamado el estar en las culturas, hubiere como lo había hecho el, antes de trasponer la crítica literaria a la antropología teorizado la inscripcion en la antropología como él lo hizo, -que yo he movido hacia la teoría del mismo estar en las culturas-- y sobre todo en la teoría sobre la interpretación de las culturas como sistemas de símbolos a través de los cuales leemos las culturas como textos cuyas filigranas, como he teorizado yo, se hilvanan y se tejen entre la fenomenología y la hermenéutica de los mundos de vida y el sentido común, cuando el mismo Geertz había reconocido al sentido común un status de sistema cultural, las tramas en que se imbrican, como un embrague, sentido común, interpretación, texto sobre el texto de la cultura y entre una cosa y la otra, mundo y trabajo de campo, Geert se ve llevado a retrotraerse a formas de antropología ninguna de las cuales había solucionado la diatriba—que yo llamo fenomenológica y hermenéutica--, simbolista en nuevos términos, entre la teoría de la cultura y aquella de la antropología teórica, que Geertz si había atendido.  
  No era requerido pues tanto y en realidad menos, al menos si nuestra atención está puesta sobre cómo articular y discutir tipos ideales efectivos respecto a las diatribas señaladas, hacer una crítica literaria de la antropología como escritura discutiendo autores que no habían ellos hecho una aplicación de cuestiones teóricas de exegesis y crítica literaria no a la antropología como escritura sino a la cultura misma en directo y a lo que relaciona el estar en las culturas con el trabajo antropológico. 
  Más que una crítica literaria de la antropología como escritura, se trataba antes bien. si tratamos es de situar esta diatriba, de una crítica literaria de la cultura en directo donde el texto a ser discutido no es el de otro escritor sino la cultura misma y lo que significa estar en ella y escribir sobre ella como había iniciado a hacer Geertz en su teoría simbólica en la interpretación de las culturas. 
  
   Sin una teoría antropología de la cultura que aplique a esta última cuestiones de teoría del texto y literaria, la diatriba en cuestión que el mismo Geertz centra y discute, está completamente irresuelta.
  A pesar del atractivo menor o mayor que para unos u otros puedan tener sus análisis sobre muchos libros hojaldrados en uno en tristes trópicos y su criterio caleidoscopico, el mundo en un texto o el mundo para el texto, en lo cual Geertz parece reconocer en levis Strauss un predecesor simbolista a cuyo estructuralismo no se adhiere, o del yo testifical atraves del cual la observación participante se transforma en descripción participante en Malinowski, o del guiño de Evans Pitchards en sus operaciones militares en okovo, sus anuaks, sus azandes y sus nuers que conduce a la escritura que llama medle voice ingles educada según la cual el lector queda convencido de que ante semejantes contingencias agradecido debe estar de que se le esté dejando saber, o del nosotros los otros y los otros nosotros que trueca en su benedith la antropología moral en ese si fuéramos según ellos de una antropología libresca con un mínimo casi ausente estar allí de acuerdo a lo cual Malinowski hacia trabajo de campo sobre el kula como un sistema de intercambio comercial entre los indígenas de nueva guinea entre otras cosas porque quienes lo ayudaban a estar en las trobriands eran ellos mismos comerciantes blancos de perlas, los mercados urbanos alteran, dislocan, deconstruyen y replantean completamente todas estas relaciones ninguna de las cuales alcanza la forma de un tipo ideal.
  Si bien pienso, y esto es un análisis, que la lectura de una waga o canoa y del ritual ceremonial alrededor de esa Waga como artefacto cultural leído como un texto en sí podría haber conducido en una dirección muy distinta la investigación sobre la relacion entre ese recorte, el que esa canoa o varias de ellas son como texto y otro recorte que según el recorte de ese texto se habría hecho del conjunto o de conjuntos de formas culturales a los cuales relacionarlo o según los cuales interpretarlo no necesariamente hacia el comercio y que en no poca medida el haberse sostenido entre comerciantes condujo su atención hacia el comercio, en la misma forma la lectura de los gráficos de una aldea bororo y de su supuesta estructura, no tendría que como texto remitir necesariamente a un dualismo en la organización social o a una teoría del parentesco, podría conducir la interpretación en direcciones completamente distintas. 
  En esto la antropología interpretativa supera a la antropología estructural, no ya solo al funcionalismo. 
   Esta dislocación y replanteamiento por completo de los modos a que se refiere Geertz que para mí de ningún modo llegan a ser tipos ideales, sin embargo, no las menciono en detrimento suyo sino en favor suyo pero no del Geertz crítico literario de la antropología como escritura, sino del Geertz que está el practicando su propia antropología, de hecho, no en balde, un año más tarde, cuando luego de haber concluido los dos años de trabajo de campo en los mercados, inicie a concebir una obra de etnografía experimental en conjunto con Fernando Calzadilla y Elaiza Irrizarry, ambos del mundo del teatro, me decidí a introducirla en el catálogo y su mismo vestíbulo, como también a titularla en un modo transparentemente abdeliano de reasumir en los términos que me planteaba mi propio trabajo de campo, la forma como Geertz había redicutido el aquí y el allí de Levis Strauss a la vez que desde mi perspectiva, discutir otra cantidad de cosas.
  
  Y aquí está su aseveración cuando se refiere, en alusión al supuesto posestructuralismo, a esos apresurados a dejar una cuestión metodológica que mucho aporto a la antropología y sobre todo al reimpuso del alcance de esta sobre el resto de las humanidades, como en general a su apresurada desmesura en la misma teoría del lenguaje y del texto, impulso que tanto Bourdieu como Deleuze se adelantaron a entender en términos más bien neoestructuralistas, pero lo que en mi consideración sobrevive no son ni las dogmáticas transposiciones de los análisis de estructura en la fonología a la elaboración de una rígida e improbable teoría del parentesco, ni tampoco las teorías sobre el mito y la eficacia simbólica, todas estas teorías que en mi consideración yacen aún más como edificios desmoronados que las de Malinowski, adolecen sobre todo de fijar una imagen de las culturas que termina asignando o atribuyendo a estas propiedades inmutables y transferencias dogmáticas sobre el sentido de sus ontologías o de lo que supuestamente son en sí que no solo indiferencian que es interpretar una cultura y que aseverar algo sobre lo que ellas son de una vez y por todas como culturas en sí mismas, sino antes bien, la dilucidación de la crucial importancia que tienen la lingüística y la semiótica para la antropología, el hecho de que una cultura es un sistema de símbolos y signos, y que la antropología debe averiguar no que son o significan esos símbolos o signos ellos en sí mismos sino que otras cosas intercambian los hombres al intercambiar signos y símbolos o que cosas estos últimos ocupan en el lugar de aquellas. 
  Aunque la humildad de la distinción entre que es interpretar una cultura y que en su diferencia aseverar algo sobre ella trasponiendo la autoridad de un método científico a un statuto ontológico sobre lo que aquellas son en su ontología, es una virtud en general del interpretativismo como se da con el ser en Gadamer y con los tipos simbólicos o los géneros del discurso en Todorov, en la antropología está disuasión relativista adquiere aun mayor relevancia, todo ello contrasta en favor del interpretativismo frente a un estructuralismo que bien informado en el pensamiento de su época se arriesgó en la antropología a ofrecer representaciones fijas sobre culturas y sus ontologías las cuales a una velocidad vertiginosa y sin dar tiempo a sucesivas generaciones estaban cambiando y dejarían de ser no ya las que habían dejado de ser respecto a sus pasados arcaicos, sus armonías perdidas y sus otroras formas en extinción, sino también y mucho más las que a efectos suyos en ese momento eran. 
  Lo que pervive del estructuralismo no es como hacernos una imagen de lo que efectivamente determinadas culturas fueron o han sido en sí mismas, tampoco un modo de escribir o un estilo literario, aunque algunos textos pueden salvarse íntegros como sus análisis sobre el Split representación en el desdoblamiento de la representación en el arte de américa y Asia sobre lo cual volveré más adelante, sino antes bien la forma lógica como trabaja la relacion entre teoremas teóricos, lo que discutí antes sobre signos y símbolos en el lugar de otras cosas, la relacion entre lo manifiesto y lo inmanifiesto cuando estructurando en la teoría resultante lo que va a haciendo presencia sobre la lógica inmanifiesta o inconsciente al hablante de los fonemas, entre lo que no sabía el actor y lo que dilucida el lingüística, o lo que se va haciendo explicito respecto de los símbolos para el psicoanalista, la antropología puede traer a la forma una problemática respecto a la cultura antes inexplicitada para esta, sin necesidad de probar lo improbable y a todas luces inexacta regla segmentaria de encontrar fonemas en aldeas Bororo para terminar trasponiendo la exactitud de aquellos, los fonemas, al dogmatismo de una afirmación igual de aseverativa sobre la cultura, el parentesco o cualquier otra cosa como la organización dual del orden social, sobre el mito o sobre lo que sea.
  El lugar que Levis Strauss asigna para la antropología a la cibernética y las matemáticas entendidas desde una economía que estructuralmente regule cuál debe ser la proporción adecuada entre los recortes que hace el texto de la cultura entendido el texto como teoría del conocimiento, y el material que se obtiene en el nivel del trabajo de campo directo y de la investigación empírica es con mucho, como en general sus discusiones sobre la antropología misma, más relevante para una antropología del sujeto y en buena medida de nuestras propias culturas que lo que pudo serlo sobre otras. 
  En la misma forma de ningún modo sobrevive más un Malinowski escritor al modo de la descripción participante algo que a lo sumo como en general casi toda la antropología primitiva, con excepción de Geertz y unos pocos esfuerzos resulta patético, sino, en el mismo sentido en que en levis Strauss sobrevive más una teoría de la antropología que una representación de las culturas, que el Malinowski relativo al modo en que puede teorizarse una cultura, cualquiera que esta sea, a la misma vez y según se va teorizando un mercado o un sistema ceremonial y ritual de trueque, regalos, prestaciones e intercambios simbólicos dados en esos intercambios comerciales, 
  lejos de la imagen de nueva guinea y las islas trobrian que sus libros ofrecen, ambas cosas las cuales, sobre todo la última yacen, como las teorías de Levis Strauss en el museo inocuo de las transferencias indiscutidas de la epistemología a la ontología de la cultura, es la cuestión misma de como teorizar la antropología y con esta las culturas según sus mercados que a lo sumo una cultura es un sistema de distinciones simbólicas cuando se los lee a los mercados como sistemas simbólicos de intercambios ceremoniales y rituales.
  Volviendo asi luego de esta divagación necesaria a los efectos del conjunto de mi ensayo entre mis teorizaciones y la relacion entre texto y mundo como se da en la crítica literaria meta antropológica, sobre mi teorización anterior que abre con la couple y cierra con la discusión sobre la trama a través de la cual adquieren forma distintas pasarelas entre el mundo de la representación y el mundo de la realidad según su exegesis directa en la crítica literaria, por un lado, y en la exegesis directa de la cultura como texto, por el otro, quisiera relacionar varias de sus formas desde lo que llamo hermenéutica y fenomenología directa del mundo de vida y el sentido común, en un primer orden, pasando por las distinciones y relaciones Hegelianas entre mundo en sí y mundo fenomenológico, entre presencia y realidad, entre mundo del texto y mundo de la vida que aquellas suponen, y entre lo que he llamado una trama a través de la cual adquieren forma distintas pasarelas entre el mundo de la representación y el mundo de la realidad, es decir, entre la trama del texto en la realidad del mundo de un texto y la urdimbre textual de una realidad, la cultura en directo, entre el mundo de lo simbólico y el mundo de la realidad, entre lo que consideramos realidad y lo que consideramos ficción como algo que se da, por un lado en cualquier obra literaria estado unidense de mediados del siglo XX desde Poe y Whitman hasta Mark Twain y por el otro en formas del Split representación de Boas y lo que discute Levis Strauss en sus análisis entre el arte americano de la costa noroeste del pacifico, las pinturas del rostro caduveo, los tatuajes maorí, nueva Zelandia y china, con mayor énfasis las pinturas del rostro caduveo, el desdoblamiento de la representación entre el dibujo de la pintura del rostro y la pintura directa de la cara, el Split representación.
   En cuanto a las obras literarias según sean sus géneros, novela, cuento, ensayo y sus subgéneros, aventura, entretenimiento, viajes, vida cotidiana, relaciones de pareja, etc, esta relacion sabemos puede o bien ser producida por el mismo orden del texto en lo alusivo a una realidad construida por la representación respecto a la cual ya no importa otra cosa, como de igual ocurre en el cine, que la mimesis que dicha representación prototípica puede suscitar en los lectores según sus experiencias con mundos de realidad similares a los representados o puede conformarse de géneros que supongan la supeditación de las tramas representacionales a un mundo de realidad no creado por la mimesis de una representación sustitutiva de aquella sino relativas a la realidad misma es decir, el espacio que distancia el documental o la documentación de la ficción, el reportaje o reseña de la novela o el cuento.
  En cuanto a las pinturas del rostro Caduveo tenemos un Split representation similar entre el plano de la realidad con sus tramas que podemos llamar realias y el plano simbólico de la representación, si prestamos atención el dibujo realizado sobre un plano de papel por la mujer caduveo reproduce en anticipación en modo simétrico a ambos lados del papel la forma que ese plano tendrá que adquirir posteriormente cuando sea doblado, curvado y plegado sobre las formas del rostro. 
  Es decir, lejos de ver o entender el plano como usualmente un plano es considerado para una representación ilusoria o de ficción según lo cual los bordes del soporte subrayan los límites a partir de los cuales se inicia la representación ilusoria o ficcionada de un mundo que no es el de la realidad, los limites externos del soporte sobre los cuales la mujer caduveo dibuja subrayan la forma que ese plano tendrá cuando se pliegue sobre el rostro real en la forma ahora de una pintura en directo de ese rostro, tenemos entonces, en la diferencia entre este dibujo y una representación de ficción, una forma de lo simbólico que permanece siendo parte de los realias es decir de la realidad en directo sin nunca distanciarse a ellos en el plano contrario de la ficción o de la ilusión representacional,
   lo que se dibuja en el papel no es por cierto un rostro con pretensiones representacionales sino lo que será dibujado sobre un rostro, el plano en que se extienden las líneas a ambos lados de la simetría cuando lo leemos y lo vemos abierto sobre una Superficie plana, extiende formas abstractas que al doblarse sobre el rostro serán los dibujos reales, lo simbólico pues no abandona el plano de los realias –la realidad--para reunirse con el rostro que lo llevará impregnado en la vida cotidiana de la mujer caduveo y sus relaciones.  
  Podemos entonces distinguir que esta distancia que tenemos entre la fenomenología y la hermenéutica del mundo de vida en directo a partir del cual se corroboran en la experiencia las tramas del horizonte intramundano corresponden a los realias del mundo real a diferencia de las tramas que forman parte de las sobreordinaciones supradiscursivas a través de las cuales el mundo de la vida hace referencias a el mismo por medio de la memorización, el recuerdo, la revisitacion, las narraciones, el contar una historia, la documentación, etc a la vez que distinguir este plano sobreordinado que aun forma parte a nivel simbólico de los realias, formas de lo simbólico y lo hermenéutico que no abandonan el nivel de la realidad antes y después siempre afuera de la representación, y el plano ilusorio creado por la mimesis representacional de ficción, pero entre uno y el otro, tenemos lo que subrayaba antes que también se define entre el mundo en sí y el mundo fenomenológico, sus diferencias y sus mismidades o unidades, relaciones intratextuales por medio de las cuales tramas o plots que corresponden a formas de la cultura como texto y formas que corresponden al orden de los horizontes intramundanos y sus sobreordinaciones se relacionan, es entre ellos como teorizaba antes que se disciernes los principales problemas que se plantean a la teoría del trabajo de campo.
  Es precisamente entre los problemas teóricos que he discutido al inicio sobre la Couple, la inscripcion y la cultura que se disciernen en la actualidad para mi las avenidas de la teoría y del research antropológico.
  Notas

En lo que parecemos coincidir hoy más que antes los exponentes teóricos de new theoretical sociology (Ethnometodology) and Anthropology/Ethnography movements de fines de los noventas en estados unidos iniciado por mí, Stephen y Quetzil en 1998 continuado hasta el presente Ver Threshold theoretical Dialogues: Abdel Hernandez San juan, Stephen A Tyler and Quetzil Eugenio, Lab for Performativity and Etnography, Rice Anthropology, Houston, Texas, USA, 1998  

Volviendo sobre mis distinciones entre la aplicación de cuestiones de exegesis en directo a la cultura como texto versus tomar como texto otro texto de escritura antropológica sería preciso subrayar y esto es algo que siempre he reconocido a James Clifford – aunque él no lo había movido como yo hacia las artes visuales -- desde mis escrituras y teorizaciones en Houston por ejemplo mi libro An Expedition to the Threshold, mi ensayo The Eclipse of Evocation, entre otras de mis experimentaciones escriturales de aquellos años, que primero James Clifford evita y elude tomar directamente otro texto de antropología como objeto de una crítica literaria que solo traspone de la crítica literaria a la crítica de antropología el hecho de ser un texto sobre otro texto, pero que no se trae junto con esa crítica literaria los objetos a que la crítica literaria estuvo relacionada desde su origen, las obras de la literatura alrededor de las cuales se formó, algo que entronco siempre la crítica literaria con la historia de la literatura, discutiendo asi a Conrad considerado un realista dentro del simbolismo del tardío siglo y a Malinowski 
  Pero la metaantropologia de James Clifford que tiene en uno de sus lados una inclinación más etnológica que propiamente antropológica en el sentido del Geertz antropólogo no del Geertz crítico literario de otros antropólogos, es decir, el Geertz de Después de los hechos y la interpretación de las culturas, ciertamente adquiere una forma más elaborada en su libro rutas: Viajes y Traducciones en el tardío siglo XX

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